domingo, septiembre 18, 2005

Un final



Porque seremos personas que estando apagadas comenzaremos a brillar por la luz del lucero de la mañana, no brillaremos por nuestra propia luz, sino por la luz primera. Nuestra armadura brillará y brillará por su luz. Y porque le conoceremos seremos despertados y levantados para anunciar Su persona a quienes creían que estaban en la luz de la verdad, pero ya no será sólo por su historia sino porque su persona irá con nosotros y Él mismo se encargará de abrir los ojos de los ciegos, de abrir los corazones cerrados para que lo puedan ver y conocer, Y finalmente será que el León de Judá jugará con su oveja, la que estaba perdida, para llevarla a verdes prados junto a manantiales de agua viva, para darle el fin que ella esperaba y conocerá los pensamientos de bien que Él tenía preparados.

A Él sea la gloria, la honra por los siglos de los siglos.